Todo está bien si nada está en su lugar, pero tú sí
- Incomprendida Mente
- 27 may
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 may
Incomprendida
Yo no pensé que la vida se alineara cada tanto, porque cuando la emoción es muy intensa parece como si todo se descontrolara, y automáticamente olvidara que las emociones incomodas no son para siempre.
Haré brevemente un recuento de las quejas más recurrentes que han aparecido en mi cabeza durante el proceso de migración, especialmente cuando siento que todo se nubla y la frustración toma el mando:
Estoy lejos del transporte público y de las diligencias importantes
Todos dan razones diferentes, trámites en forma de círculo
El espacio que habito es compartido
Extraño a mis redes de apoyo
El presupuesto por ahora cambio, y los lujos igual
Todo esto ha hecho que mi estabilidad tambalee en muy poco tiempo. La queja se presenta y no permite que nada más habite.

Y como la intensidad de la cabeza es tan fuerte y constante me di cuenta que a veces tomo decisiones desde el impulso inmediato: como comprar cosas innecesarias, reaccionar de forma automatica, o abarcar más de lo que puedo. Siento que actúo desde la emoción intensa.
Parte de eso ha implicado que la ansiedad -la emoción que más me visita- esté mucho más presente. Porque es claro que la mente busca certezas, pero la vida está hecha de caos y adaptación, y entonces "la mente emocional" hace lo suyo: reacciona desde el miedo, la rabia, la tristeza, el deseo o el amor, sin pasar por el filtro de la lógica.
Durante mucho tiempo pensé que el malestar emocional debía "rellenarse" con productividad porque he aprendido que hay que hacer constantemente un checklist para sentir que tengo permiso de habitar en el mundo porque "estoy haciendo algo", y que todo se resuelve con productividad impuesta y extrema. Sin embargo, con el tiempo, la experiencia, y terapia, he aprendido algo distinto: habitar el malestar también es hacer algo. El simple hecho de existir me da derecho a respirar el mismo oxigeno de todos.
Y entonces comprendí que contemplar es un verbo que permite muuuucho, pero que a mi personalidad con rasgos de control le cuesta comprender.
Mente
Solamente contemplar, me ha permitido literalmente parar, sentir la incomodidad, y darle espacio a "la mente racional" , que en psicología se entiende como el espacio interno donde se piensa con lógica, análisis y planificación, y además organiza, calcula, y toma decisiones basadas en datos, hechos y consecuencias (si pudiera tener una cara, para mi sería la de Sheldon. El lado contrario de la mente emocional; prefiriendo la rutina y el control)

Viktor Frankl decía: “Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio reside nuestra libertad y nuestro poder para elegir nuestra respuesta”.
En ese sentido, si el espacio se siente muy pequeño, se puede entrenar, como un músculo. Y como psicóloga lo puse a prueba en la exposición, reconociendo que es la mejor manera de fortalecerlo:
Según Berkowitz (1989) -un psicólogo conocido por sus investigaciones sobre la agresión y la violencia-, existe una correlación entre frustración sostenida y conducta agresiva. En contextos clínicos, su manejo implica desarrollar habilidades de regulación emocional y tolerancia a la demora en la gratificación.
Así que, con todas las quejas sobre la mesa y la frustracion creciendo, decidí no hacer nada heroico. Solo sentarme. Respirar. Mirar. Y no actuar como si el mundo se fuera a caer. Solo estar un rato con la incomodidad, sin intentar taparla con ocupaciones. La cabeza hacía su trabajo, mecanizar soluciones, peticiones, quejas y reclamos personales... Y decidí ver el caos y no perderme en él.
Algo muy útil que hice fue simplemente hacer pequeñas pausas a lo largo del día y preguntarme:
¿Cómo está mi cuerpo ahora mismo?
¿Qué estoy necesitando de verdad?
¿Desde donde me estoy hablando con estas quejas?
Y poco a poco, empecé a cambiar el guión. A dejar de repetir la misma historia con las mismas conclusiones. Porque cuando replanteo la experiencia, también estoy ayudando a que mi sistema nervioso se cuente otra historia. Y eso abre paso a la resiliencia. Me permití ver lo que sí está presente hoy:
Mi cuerpo sigue con energía, y el movimiento es parte de mis fortalezas
Mis redes de apoyo cambiaron de forma, pero siguen ahí
El tren que tomo gratis para volver a casa es una escena que antes sólo veía en películas
Haciendo la lista me di cuenta de que entre la mente emocional y la mente racional, puede haber algo en común: La mente sabia, la que permite observar ambas realidades y tomar decisiones conscientes, sabiendo que siempre puedo sentir mucho, pero no quiere decir que eso sea lo que guíe mi vida 100%, porque cuando lo hace, me trabo, me estreso, me bloqueo de lo que sí tengo y de lo que quiero.
“La mente sabia es la parte de ti que puede observar ambas realidades: lo que sientes y lo que sabes, y elegir actuar de manera coherente con tus valores” (Linehan, 2015)

Si este texto te resuena, tal vez es momento de hablarlo, actuar desde tu mente sabia es una forma de cuidar tu salud mental. En mis redes comparto reflexiones para tu IncomprendidaMente. Y si sientes que necesitas apoyo, la terapia puede ser un buen lugar para empezar.
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